martes, 19 de julio de 2011

Sin palma no hay sombrero




Escrito por Ramiro Vargas Beltrán

TLAPEHUALA, GRO. En la elaboración de un sombrero de palma, de esos que le han dado identidad, orgullo y distinción a Tlapehuala, se necesita de toda una cadena de producción, desde quienes cortan la palma propiamente dicho, allá en la sierra de Guerrero y los que la transportan ya cortada para venderla.

Publio Martínez Piedra
Hoy conoceremos parte de la vida y lo importante de la actividad que él realiza dentro de la cadena productiva del sombrero de palma.
A Publio Martínez se le puede encontrar diariamente a partir de las 7:00 horas de lunes a domingo; es decir, todos los días, dentro del portal del palacio municipal, frente a la puerta de la oficina municipal de tránsito.
Es muy conocido, se caracteriza por ser hombre de trabajo y de paz, casi toda la gente le saluda a su paso; él lleva varios banquitos de madera para sentarse y otros para sus clientas.
Vende palma a las mujeres trenzadoras, a las que trenzan palma para elaborar el sombrero calentano.
La palma la extiende sobre el piso del palacio municipal, cobijado con la sombra del portal del edificio municipal.
Hasta ese lugar llegan las señoras que le compran la palma, una a una llegan para elegir la palma que se acomode a sus necesidades; en apariencia todas las palmas que se ofertan en el improvisado puesto son iguales, pero no es así.

Toda una vida
Martínez Piedra cuenta con 52 años de vida y es el mismo tiempo que conoce los secretos de la palma; el oficio de la venta de la Palma Real la heredó de su mamá, la señora Sabina Piedra Alonso, quien falleció cuando tenía más de 80 años de edad.
Ella contrajo nupcias con el señor José Martínez Flores, quien a su vez fue descendiente de familias que vivían en Mexicapan, municipio de Teloloapan, pero que en tiempos de la “pronuncia”, huyeron de sus pueblos y se refugiaron en Tlapehuala y Morelita.
Publio Martínez sabe que la autora de sus días comenzó a conocer los secretos de la palma cuando tenía 12 años de edad, por esa razón cuando él nació y abrió los ojos al mundo, prácticamente lo hizo frente a un puesto de palma que atendía su mamá.
En la familia de Publio nacieron 14 hermanos, 3 fallecieron y viven 11.
Su niñez y su crecimiento hasta llegar a la edad de adulto fueron vendiendo palma; después del fallecimiento de su padre, quedó al cuidado de la señora Sabina Piedra, su mamá, quien falleció después y dejó solo a Publio con el negocio de la venta de palma.
Publio no tiene hijos ni se ha casado, pero aseguró que los secretos para vender la palma los ha enseñado ya, y tiene la esperanza de que cuando él muera alguien siga vendiendo palma en el mismo lugar que a diario llega a las siete de la mañana: en el portal del palacio municipal, frente a las oficinas de Tránsito Municipal.

Costos
Como en cualquier negocio, primeramente se tiene que invertir dinero, tiempo y esfuerzo para después tratar de sacar un poco de ganancias económicas, que no son suficientes para hacerse rico, sino para ganarse la vida de manera honesta, según cuenta Publio Martínez, de tal suerte, que aún recuerda cuando su mamá podía adquirir la “gruesa” de palma en 25 ó 30 pesos.
Con el paso del tiempo el costo de la “gruesa” aumentó gradualmente hasta tener un costo actual de 800 pesos.
Explicó que una “gruesa” equivale a 12 docenas de palma; también explicó que una “gruesa” se compone de dos “manojos” y que cada “manojo” tiene un costo de 400 pesos; cada “manojo” tiene 6 docenas, y éstas 6 docenas tienen 72 piezas, por esa razón dos “manojos” equivalen a una “gruesa” y por los dos “manojos” que hacen la “gruesa”, se obtienen 144 piezas; el precio de cada pieza varía de acuerdo con la calidad de la palma.

Selección
Él adquiere la palma que le traen los revendedores, éstos a su vez, la consiguen en la sierra de Vallecitos (de Zaragoza); dice que inicialmente había tres revendedores que se dedicaban a la venta de la palma, pero que en la actualidad ya son 6 las personas que se dedican a comprar palma en Vallecitos y uno de ellos es quien le surte, aunque reconoció que los tres primeros son los más “fuertes”, los otros tres revendedores de la palma son “poquiteros” porque apenas transportan 10 “gruesas” para vender.
Cuando el cargamento de palma llega en su domicilio, allá en el barrio de Cuetzala, la palma viene “cerrada” en forma de abanico.
Una vez que el cargamento le fue entregado, él comienza la selección de la palma; la más dura, la más blandita y la más suave; las separa porque si una de sus clientas le pide una palma para sombrero fino, ya la tiene seleccionada con anticipación.
La palma la moja en el agua durante tres horas aproximadamente y la entrega “ripiada”; explicó que “ripearla” consiste en separar las hojas de la palma, porque como ya se dijo anteriormente, originalmente se la entregan “cerrada” de las hojas semejando a un abanico, y al momento de la venta a sus clientas, la tiene que entregar separada de las hojas y esa actividad se le llama “ripear”; en otras palabras la tiene que “deshojar”.
Explicó que una vez que la palma es sometida al agua, la tiene que “ripear” porque de lo contrario, se le puede manchar y perdería su valor comercial.
El costo de cada pieza varía de acuerdo con la calidad de la palma; las mejores pagadas son las palmas más blancas, las que no están manchadas; esas tienen un valor de 25 ó 30 pesos “y de ahí para abajo hasta llegar a los 4 pesos”.
Una vez que se “ripea” la palma allá en su casa, en la mañana del día siguiente la trae a vender al portal del palacio municipal.
El problema principal de la “ripeada” es soportar el aguate de la palma, ya que cuando llega al cuerpo o a la ropa, es motivo de comezón y es necesario bañarse y lavar la ropa escrupulosamente, de lo contrario se sufrirá de una comezón y de tener ronchas en todo el cuerpo.

Venta
La venta de la palma al público comienza a las 7 de la mañana, como ya se dijo y termina a las 2 de la tarde.
Durante las siete horas de venta que dura la jornada, Publio considera que un promedio de 10 personas son las que le llegan a comprar; aunque reconoció que la venta del día es como cualquier negocio, algunas veces son más buenos unos días que otros; calculó que al mes, se vende 10 “gruesas” y consideró que no es mucha la ganancia que obtiene de la venta de palma, pero creyó justo que es suficiente para vivir honestamente.
La palma debe ser blanca, entre más blanca, mejor, y más caro se puede vender.

Lo que daña la palma

La pérdida de valor comercial de una pieza de palma es consecuencia de algunos factores: la tiña, es una mancha que tienen las hojas de la palma, la hacer ver de color oscuro en alguna parte de la hoja y el blanco que debe tener ya no es parejo, también existen unos “chochitos” que agujeran a la hoja de la palma y le hacen un tipo de corte, ya sea a la mitad de la hoja o antes, también es motivo de pérdida de valor comercial, ya que quien compre esa palma, no aprovechará toda la longitud de la hoja de la palma, sólo aprovechará hasta donde los “chochitos” hicieron el daño, el resto de la hoja se echará a perder.
Otro de los motivos que pierde el valor comercial, es que al momento de cortar la palma, los cortadores (allá en la sierra), den el machetazo en lugar equivocado y la palma no traiga “pata” como el resto de las demás piezas, y quien compre esa palma, tampoco aprovechará toda la extensión de la hoja de la palma.
Publio explicó que las palmas con “tiña” se venden más baratas, aunque reconoció que no se desperdician, ya que los sombrereros utilizan esa trenza con “tiña” para los interiores de los sombreros, que es la parte que no se ve, ya que la parte que luce un sombrero calentano es la parte exterior, y esa sí debe estar casi impecable: bien blanca, sobre todo si es un sombrero cocido a mano.

Doña Lucía
En ese momento llegó doña “Lucía” a comprar palma para trenzar, ella compró tres piezas de palma; se las llevará a su casa y trenzará durante varias jornadas hasta completar la trenza que después venderá a las personas que hacen sombrero y éstos a su vez, los venderán a revendedores, principalmente de Huetamo, Michoacán, quienes a su vez, le colocarán el forro con el logotipo comercial de su negocio y presumirán que el mejor sombrero calentano lo elaboran allá, pero esa…es otra historia.

Despertar del Sur, 19 de julio de 2011

http://www.despertardelsur.com/ds/index.php?option=com_content&view=article&id=23710:sin-palma-no-hay-sombrero&catid=19:especiales&Itemid=24

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