jueves, 17 de febrero de 2011

Decae sombrerería regional ante las cachuchas y texanas

Escrito por Ángel Ramírez Ortuño

HUETAMO, MICH. Los típicos sombreros regionales de ala ancha con calificada mano de obra de los artesanos de la palma de Tlapehuala, Guerrero, pero con arraigados orígenes desde tiempos de La Colonia entre Huetamo y Purechucho, en el estado de Michoacán, se aferran con orgullo legítimo en seguir siendo una distintiva prenda de la indumentaria de los hombres de la áspera y caliginosa región de Tierra Caliente, donde usar sombrero es materia obligada.

Sin embargo, tal como lo deja entrever un premiado video documental realizado sobre la industria del sombrero y el huarache por el joven cineasta regional Giovanni Ocampo Villanueva, queda de manifiesto que el tradicional sombrero tejido a mano enfrenta una lucha desigual contra la una de tantas modas traídas por los migrantes terracelenteños, quienes al volver al solar nativo traen consigo una gorra o cachucha Made in USA.

En tal circunstancia, los escasos sombrereros que tejen esa joya conocida como sombrero de “ala ancha”, elaborados con fina palma de la zona costera y que en base a su calidad, contabilizada en razón de las vueltas que se tejen en cada sombrero, se llegan a cotizar en precios altos que superan los diez mil pesos, aunque predomina el sombrero barato y corriente que anda por los 100 a los 500 pesos, contra los 50 pesos que cuesta una gorra.

El problema que enfrenta la industria se centra en el desplazamiento del gusto tradicional del sombrero, por la marcada influencia de la cachucha o gorra confeccionada con tela y con logotipos diversos que por lo general traen los migrantes que regresan de su estancia en Estados Unidos, y moda que se impone entre las nuevas generaciones, por lo que la genuina prenda del típico sombrero va a la baja, incluso otros mercados como el de Sahuayo han acaparado la producción de Tierra Caliente.

En la actualidad, el clásico sombrero de 50 a 80 vueltas, considerado una verdadera joya de lucir en la cabeza de un ranchero del Balsas, ya sólo es parte de un lujo de gente con poder económico como los ganaderos, comerciantes y uno que otro político que gusta de presumir tal prenda, mientras que en los jaripeos, bailes o concentraciones en la región, aparece el sombrero texano, otro fuerte enemigo del sombrero de palma, que pasaría en poco a tiempo a jubilación.

Despertar del Sur, 17 de febrero de 2011

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