lunes, 10 de diciembre de 2012

Costumbres y tradiciones de San Marcos, la puerta de oro de la Costa Chica

ILIANA HERNÁNDEZ
SAN MARCOS, GRO.
 
San Marcos, el de las mujeres bonitas, donde se baila al son de la música de viento la chilena de La Sanmarqueña que ha dado la vuelta al mundo.
 
San Marcos, el que tiene lugares de belleza sin igual, como la Laguna del Tecomate, la Barra de Santa Rosa, Las Ramaditas, sin dejar de mencionar los ríos de aguas termales como los situados en El Cortez y en la comunidad de Cocoyul, y por supuesto la playa virginal de El Dorado, donde observar una puesta de sol es un espectáculo digno de admirar.
 
San Marcos, donde sus comidas son un manjar para el paladar más exigente, comidas como el caldo de Cuatete con tortillas hechas a mano recién salidas del comal, el pescado a la diabla, camarones enchilados, el aporreadillo acompañado de arroz blanco y el exquisito e inigualable pan que es el de mejor sabor de la región.
 
San Marcos, donde puedes encontrar manos artesanas que dan forma al barro como lo hacían nuestros abuelos prehispánicos.
 
La artesanía en este municipio costeño es la base en la economía de muchos de sus habitantes. En la comunidad del Cuco se encuentras mujeres artesanas trabajando en un pequeño taller dando forma a cazuelas, comales, ollas, niscomes, tinajas, entre otros utensilios de cocina hechos a base de barro.
En la cabecera municipal puedes encontrar un legendario y tradicional barrio, donde desde hace mas de 200 años la elaboración de ollas es una tradición heredada de generación en generación y que constituye una fuente de trabajo redituable para las familias que se dedican a tan noble labor.
 
En el Barrio del Cántaro, como comúnmente se le conoce a dicho lugar, la mayoría de las familias se dedican a fabricar, ollas que servirán para piñatas posteriormente y que tienen mayor demanda en los meses de noviembre y diciembre.
 
Anteriormente, en los inicios del Barrio del Cántaro, eran únicamente los varones quienes se dedicaban a esta labor, pues el barro o el lodo que se utiliza es selecto, y se traía de otros lugares, utilizando animales de carga como los burros y caballos para su traslado, pues se necesita de dos tipos: el barro bayo que tiene un color amarillo y que es muy fino, y el que más se utiliza es el barro rojo o chicludo, que es de uno consistencia pegajosa.
 
Para la elaboración de las ollas de piñatas, se siguen utilizando en la actualidad instrumentos rústicos, como es el barro sin ningún procesamiento químico, un horno sencillo construido de adobe, conchas de coco seca, para el cocimiento de las ollas y las manos artesanas que han de dale forma.
 
Una vez que se tiene todo el material se inicia amasando el barro rojo, mezclando con agua hasta que adquiere una consistencia suave y fácil de moldear. Aquí cabe mencionar que dicho procedimiento se hace con los pies para mejores resultados, en un tiempo de 20 minutos aproximadamente.
 
El siguiente paso consiste en crear la “la panza y la boca de la olla”, para esto se necesita elaborar con el barro un círculo que posteriormente se adhiere a un molde, golpeándola con una pequeña piedra para que la forma sea exacta.
 
Después se desprende del molde y se deja secar todo un día al sol para que pueda tener la firmeza necesaria y seguir trabajando la forma de la olla, y se continua pegando un pedazo de barro más pequeño, realizando movimientos circulares bastantes complicados para que éste quede redondo, y se le dé la forma de la boca de la piñata.
 
Después de haber realizado este procedimiento, el siguiente paso es unir ambas parte utilizando únicamente agua.
 
Una vez que se tiene un número considerable de ollas ya bien elaboradas, se continua con el último paso que es el cocimiento,. Aquí se pone a calentar el horno, quemando dentro las conchas de coco y se colocan las ollas, se tapan con pedazos de barro, para que el calor no pueda salir y se dejan alrededor de 2 horas en el horno, hasta que éstas obtienen un color rojo, que indica que ya está bien cocida.
 
Este trabajo elaborado por personas expertas en el arte de dar forma al barro, es uno de los más tradicionales y admirados en San Marcos. Aquí se trabaja todo el año y se va almacenando para salir a la venta en los meses de noviembre y diciembre.
 
Cientos de ollas son vendidas a habitantes de otros municipios, como Acapulco, Zihuatanejo, Ometepec, entre otros, y de estados Morelos, Michoacán, el Distrito Federal, etcétera, para la elaboración de piñatas decoradas principalmente, a costos sumamente económicos que oscilan entre los 5 y 6 pesos por olla.
 
Es por eso que el Barrio del Cántaro del municipio de San Marcos es conocido por muchas personas, pues donde quiera que se pueda admirar una “piñata de olla”, se dice que tiene corazón sanmarqueño, ya que el municipio es pionero en la elaboración de ollas para dicho fin, convirtiéndose asen un atractivo y un orgullo más para los sanmarqueños, pues queda claro que aún atesoramos tradiciones que difícilmente dejaremos perder.
 
Suplemento Vida y Sociedad, en El Faro de la Costa Chica, 30 de noviembre de 2012

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