martes, 14 de agosto de 2012

¿Están haciendo bien algo?

GERYNNO RAYO MANCILLA

Si, como dice el titular de la Secretaría de Fomento Turístico (Sefotur), Javier Aluni Montes, Acapulco tuvo el mejor julio de los últimos siete años, válido es que el sector oficial se regocije.

No es válido, eso sí, atribuirse méritos que no le corresponde, como cuando dice “algo estamos haciendo bien en Guerrero”.
¿Qué se está haciendo bien si el que sigue viniendo es el turista nacional? Se trata, en su mayor parte, de nuestros otrora despreciados chilangos, a quienes en las recepciones de los hoteles les ponían mala cara y en los restaurantes los hacía esperar buen rato con el propósito de que se cansaran y se retiraran porque, además de latosos, reprochaban los meseros, no daban propina.
Cuando el visitante extranjero optó por vacacionar en otros destinos turísticos, no quedó a los turisteros locales más que cambiar el trato a nuestros compatriotas, cuya afluencia se incrementó en forma considerable a partir de la construcción de la autopista del Sol, la que colocó a este puerto a unas cuantas horas del Distrito Federal.
Es ése –y el hecho de que Acapulco tenga precios para todos los bolsillos– el instrumento que elevó la captación de paseantes nacionales en la medida en que los extranjeros se alejaban.
¿Qué factores han influido para que, como asegura Aluni Montes, hayamos tenido el mejor julio de los últimos siete años?
El señor Aluni debería explicar qué está haciendo bien, porque la percepción que hay entre los sectores es que, además de no hacer promoción, el gobierno no se ha encargado de impulsar nuevos atractivos turísticos y que, por tanto, Acapulco no deja de ofrecer solamente sol y playa, una de las causas por las cuales se alejó el visitante extranjero, que en buena parte prefirió vacacionar en Cancún, Quintana Roo, en tanto Rodolfo Elizondo Torres, en su calidad de titular de la Secretaría de Turismo (Sectur) del gobierno de Vicente Fox se encargaba de declararnos como un puerto acabado, con una infraestructura vieja y obsoleta, que nada tenía ya que ofrecer al paseante foráneo.
Expidió así nuestro certificado de defunción desde el gobierno federal.
Indignados, los sectores –el turístico, sobre todo– arremetieron contra el funcionario federal, que en adelante ya no cambió su discurso.
Pero pura verborrea. Ninguna acción efectiva que fuera más allá de la explosión visceral.
Prácticamente Acapulco se convirtió en un barco a la deriva, porque ni el gobierno estatal y menos aun el municipal han hecho nada por sacarlo adelante, lo que no ha impedido que los recursos destinados a la actividad turística desaparezcan.
¿Dónde quedó el proyecto de impulsar Palma Sola y sus petrograbados? Pura publicidad.
Ahí quedaron las flechitas que indicarían al visitante cómo llegar al lugar.
¿Y el cerro El Veladero no se aprovecharía para explotarlo turísticamente, dándole valor ecológico?
¿Por qué exterminaron el zoológico del parque de La Roqueta?
¿No se explotaría la Laguna Negra de Puerto Marqués con recorridos en canoas? Todo ello con el objetivo de ofrecer al paseante otros atractivos, aparte de sol y playa, en el marco de un relanzamiento que nunca llegó.
Hasta la palabrita desapareció del lenguaje gubernamental.
¿Dónde quedaron los eventos internacionales que daban lustre al puerto y lo proyectaban en el país y en el extranjero?
¿En qué acabó el Centro Internacional Acapulco?
¿Por qué hasta los turistas de cruceros nos están abandonando? ¿Qué están haciendo para recuperarlo?
¿En qué gastan las partidas presupuestales destinadas por la administración estatal y el ayuntamiento?
Luego entonces, si no hay promoción turística, si no se han diversificado los atractivos, si seguimos teniendo la misma infraestructura vieja y obsoleta, como la calificó el Negro Elizondo, si no ha habido la capacidad para abatir la inseguridad, de tal modo que las bandas se enfrascan a balazos en plena Costera, ¿qué es lo que está haciendo bien, señor Aluni?
¿No se deberá el incremento de la afluencia a que los prestadores de servicios turísticos han abaratado el puerto?
¿No será porque los hoteles caen en la guerra de tarifas, bajándolas a ras de tierra, y muchos restauranteros han convertido sus establecimientos prácticamente en fondas con tal de atraer comensales?
Y usted, señor Aluni, puede tener una justificación. Acaba de tomar la estafeta, pero entonces ya va siendo hora de que vaya informando su plan de trabajo. Que diga a qué le está dando seguimiento. Cuáles son sus proyectos.
Es momento de que informe qué hará su dependencia para los últimos meses del año. Hacia dónde dirige las campañas promocionales, si es que las hay y de lo cual se duda. Cuánto gastará.
Por otra parte, que nadie eche las campanas a vuelo porque hay una afluencia considerable. Se trata de una temporada vacacional. Tiempos en que la gente viene sola. No necesita promoción. ¿Dónde está el mérito? ¿Cuál es el chiste?
Habrá que esperar que llegue septiembre para ver si realmente se está trabajando. En los tiempos de crisis es cuando se puede ver el resultado del trabajo y hay espacio para la jactancia.
Veamos cómo nos va en “septhambre” y “octhambre” –como les llamaba el acapulqueño Pedro Kuri Yasbeck–, los peores meses del año, para emitir una valoración del desempeño gubernamental.
Entonces nos daremos perfecta cuenta de si realmente algo están haciendo bien. No ahora.
Si entonces, como en estos momentos, se presenta una buena corriente, no habrá más opción que aplaudir porque querrá decir que sí estando haciendo bien su trabajo.
Aunque seguirán debiendo una explicación de por qué siguen sin recuperar a los turistas extranjeros.

http://www.lajornadaguerrero.com.mx/2012/08/13/index.php?section=opinion&article=002a1soc

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