En LA JORNADA GUERRERO, del 17 de mayo de 2010, aparece la siguiente nota:
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Falta creatividad para promover a Acapulco”
Verónica castrejón Román
Verónica castrejón Román
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LA ORGANIZACIÓN Y EL ESFUERZO CONJUNTO ENTRE EL GOBIERNO Y LOS EMPRESARIOS TURÍSTICOS RESCATARÍAN AL PUERTO Y LO RELANZARÍAN CON PROYECCIÓN MUNDIAL, PLANTEA EL EX DUEÑO DE VARIOS CENTROS NOCTURNOS EN LA DÉCADA DE 1950; PIDE QUE EL DESARROLLO DEL PUERTO SEA INTEGRAL, NO SÓLO EN PUNTA DIAMANTE
Beto Barney, creador del primer centro nocturno con fama internacional que hubo en Acapulco, Bum Bum, recalca: “organización, esfuerzo conjunto de empresarios y gobierno y creatividad es lo que le falta a Acapulco para volver a posicionarlo en el ánimo del turismo extranjero”. Agrega: “rescatar el Acapulco Tradicional que por su belleza fue la base de su proyección mundial; atender el desarrollo del puerto integralmente, no sólo la zona Diamante”.
“Y falta también amor desinteresado por Acapulco”, agrega al filo de una entrevista en la que es acompañado por su esposa, la ex actriz y cantante María Eugenia Rubio, una de las luminarias que dieron brillo a la pista del mundialmente famoso centro nocturno Bum Bum, Club-Caníbal, en la década de 1950 y que cerró sus puertas acosado por instancias municipales en los años 60.
–¿Por qué cerró sus puertas el Bum Bum?
–Me querían obligar a encerrarlo entre cuatro paredes y ponerle aire acondicionado, lo que echaría por tierra todo su concepto: los turistas bailaban ahí descalzos al mediodía y en la tarde, después de bañarse en la playa y comer en mi restaurante.
Se emociona al hablar don Alberto Barney Catalán o Beto Barney, como era conocido por artistas nacionales e internacionales, políticos y miembros del jet set mundial que disfrutaron ahí también los espectáculos nocturnos que les brindaron artistas de la talla de Toña la Negra, los Churumbeles de España, Nicolás Urcelay, Los Panchos, María Luisa y Avelina Landín, Amparo Montes, Amalia Mendoza, Sonia López, y muchos más que en esa época eras verdaderas estrellas.
–¿Me puede mencionar nombres de famosos con los que tuvo usted contacto?
–Los espectáculos que presentaba fueron vistos por gente de la talla de Johnny Weissmuller (Tarzán), María Félix, Ricardo Montalbán, Tyrone Power, Errol Flynn, Jerry Lewis y John Wayne, quienes en ese entonces eran dueños del hotel Flamingos, y parte de esos shows fueron llevados también al presidente de la República, Miguel Alemán, a su yate, El Sotavento.
“Acapulco no está acabado”
Don Beto Barney no sólo fue dueño del Bum Bum, fundó antes el Copacabana –de fama nacional–, el Tobago, el Bunga Bunga y el Rancho Grande que no tuvieron el éxito del Club Caníbal, pero que abonan a la creatividad del empresario quien fue además, precursor de los yates de recreo con show y diversión para el turista durante un recorrido por la bahía de Acapulco: El Ave de Tahití.
–¿Considera que Acapulco está ya agotado?
–Claro que no, Acapulco tiene mucho por dar aún. Hacen falta promoción y creatividad.
Su tarea como promotor de artistas lo acercó con Emilio Azcárraga Milmo, quien lo apoyó con transmisiones de los espectáculos que se presentaban en el centro nocturno a través de la XEW y sus repetidoras por toda América, y hacía uso también de cortos en el Cine Mundial que reseñaban en la pantalla grande la estancia en Acapulco de estrellas de cine y de cantantes nacionales y extranjeros que visitaban el Bum Bum o años atrás, el Copacabana, como parte obligada de su viaje al puerto.
–¿Y qué opina de la vida nocturna de Acapulco hoy en día?
–El auge de las discotecas dejó sin espacio de diversión a un gran sector social que aún gusta de escuchar boleros, bailar música romántica y disfrutar de una buena cena, al calor del ambiente tropical de Acapulco, hace falta un centro nocturno como aquellos.
–¿Hay algo más que se pueda aprovechar?
–Los medios de comunicación acercan más las posibilidades de difusión de las bondades del puerto; pero hace falta crear nuevos atractivos, o resucitar aquellos que en el Acapulco Tradicional dieron brillo mundial al puerto, como el Frontón Jai Alai y la Plaza de Toros Caletilla, espacios olvidados y venidos a menos sin que nadie se preocupe por rescatarlos.
–¿Y algo nuevo, innovador?
–Por el rumbo de Caleta se puede construir un museo con, entre otras cosas, una fototeca y una hemeroteca con la historia del Acapulco de esos años en los que Caleta y Caletilla eran las playas de moda y su limpieza y hermosura inspiraban canciones hoy de fama internacional.
Beto Barney, hoy poseedor de una concesión modesta en la playa, asegura que Alejando Cervantes Delgado dio muestras de su amor por Acapulco al crear una dependencia de rescate del Acapulco Tradicional.
“Hoy se nota cierta preocupación del gobierno municipal por Acapulco, pero las instancias creadas para su promoción turística dejan mucho que desear, porque volver a posicionarlo mundialmente sí es posible, si se pone en el empeño, ante todo, reitera, amor y creatividad”, sostiene el empresario.
Lo que le dejaron a Beto Barney sus años de empresario son su esposa de toda la vida, María Eugenia Rubio, una hermosa familia, viajes por Europa y toda América y un cúmulo de recuerdos que hoy forjan una sonrisa agridulce en su rostro cuando comenta: “Hoy ya nadie se acuerda”.
LA ORGANIZACIÓN Y EL ESFUERZO CONJUNTO ENTRE EL GOBIERNO Y LOS EMPRESARIOS TURÍSTICOS RESCATARÍAN AL PUERTO Y LO RELANZARÍAN CON PROYECCIÓN MUNDIAL, PLANTEA EL EX DUEÑO DE VARIOS CENTROS NOCTURNOS EN LA DÉCADA DE 1950; PIDE QUE EL DESARROLLO DEL PUERTO SEA INTEGRAL, NO SÓLO EN PUNTA DIAMANTE
Beto Barney, creador del primer centro nocturno con fama internacional que hubo en Acapulco, Bum Bum, recalca: “organización, esfuerzo conjunto de empresarios y gobierno y creatividad es lo que le falta a Acapulco para volver a posicionarlo en el ánimo del turismo extranjero”. Agrega: “rescatar el Acapulco Tradicional que por su belleza fue la base de su proyección mundial; atender el desarrollo del puerto integralmente, no sólo la zona Diamante”.
“Y falta también amor desinteresado por Acapulco”, agrega al filo de una entrevista en la que es acompañado por su esposa, la ex actriz y cantante María Eugenia Rubio, una de las luminarias que dieron brillo a la pista del mundialmente famoso centro nocturno Bum Bum, Club-Caníbal, en la década de 1950 y que cerró sus puertas acosado por instancias municipales en los años 60.
–¿Por qué cerró sus puertas el Bum Bum?
–Me querían obligar a encerrarlo entre cuatro paredes y ponerle aire acondicionado, lo que echaría por tierra todo su concepto: los turistas bailaban ahí descalzos al mediodía y en la tarde, después de bañarse en la playa y comer en mi restaurante.
Se emociona al hablar don Alberto Barney Catalán o Beto Barney, como era conocido por artistas nacionales e internacionales, políticos y miembros del jet set mundial que disfrutaron ahí también los espectáculos nocturnos que les brindaron artistas de la talla de Toña la Negra, los Churumbeles de España, Nicolás Urcelay, Los Panchos, María Luisa y Avelina Landín, Amparo Montes, Amalia Mendoza, Sonia López, y muchos más que en esa época eras verdaderas estrellas.
–¿Me puede mencionar nombres de famosos con los que tuvo usted contacto?
–Los espectáculos que presentaba fueron vistos por gente de la talla de Johnny Weissmuller (Tarzán), María Félix, Ricardo Montalbán, Tyrone Power, Errol Flynn, Jerry Lewis y John Wayne, quienes en ese entonces eran dueños del hotel Flamingos, y parte de esos shows fueron llevados también al presidente de la República, Miguel Alemán, a su yate, El Sotavento.
“Acapulco no está acabado”
Don Beto Barney no sólo fue dueño del Bum Bum, fundó antes el Copacabana –de fama nacional–, el Tobago, el Bunga Bunga y el Rancho Grande que no tuvieron el éxito del Club Caníbal, pero que abonan a la creatividad del empresario quien fue además, precursor de los yates de recreo con show y diversión para el turista durante un recorrido por la bahía de Acapulco: El Ave de Tahití.
–¿Considera que Acapulco está ya agotado?
–Claro que no, Acapulco tiene mucho por dar aún. Hacen falta promoción y creatividad.
Su tarea como promotor de artistas lo acercó con Emilio Azcárraga Milmo, quien lo apoyó con transmisiones de los espectáculos que se presentaban en el centro nocturno a través de la XEW y sus repetidoras por toda América, y hacía uso también de cortos en el Cine Mundial que reseñaban en la pantalla grande la estancia en Acapulco de estrellas de cine y de cantantes nacionales y extranjeros que visitaban el Bum Bum o años atrás, el Copacabana, como parte obligada de su viaje al puerto.
–¿Y qué opina de la vida nocturna de Acapulco hoy en día?
–El auge de las discotecas dejó sin espacio de diversión a un gran sector social que aún gusta de escuchar boleros, bailar música romántica y disfrutar de una buena cena, al calor del ambiente tropical de Acapulco, hace falta un centro nocturno como aquellos.
–¿Hay algo más que se pueda aprovechar?
–Los medios de comunicación acercan más las posibilidades de difusión de las bondades del puerto; pero hace falta crear nuevos atractivos, o resucitar aquellos que en el Acapulco Tradicional dieron brillo mundial al puerto, como el Frontón Jai Alai y la Plaza de Toros Caletilla, espacios olvidados y venidos a menos sin que nadie se preocupe por rescatarlos.
–¿Y algo nuevo, innovador?
–Por el rumbo de Caleta se puede construir un museo con, entre otras cosas, una fototeca y una hemeroteca con la historia del Acapulco de esos años en los que Caleta y Caletilla eran las playas de moda y su limpieza y hermosura inspiraban canciones hoy de fama internacional.
Beto Barney, hoy poseedor de una concesión modesta en la playa, asegura que Alejando Cervantes Delgado dio muestras de su amor por Acapulco al crear una dependencia de rescate del Acapulco Tradicional.
“Hoy se nota cierta preocupación del gobierno municipal por Acapulco, pero las instancias creadas para su promoción turística dejan mucho que desear, porque volver a posicionarlo mundialmente sí es posible, si se pone en el empeño, ante todo, reitera, amor y creatividad”, sostiene el empresario.
Lo que le dejaron a Beto Barney sus años de empresario son su esposa de toda la vida, María Eugenia Rubio, una hermosa familia, viajes por Europa y toda América y un cúmulo de recuerdos que hoy forjan una sonrisa agridulce en su rostro cuando comenta: “Hoy ya nadie se acuerda”.